sábado, 17 de octubre de 2009

Bicentenario, por Carlos Fuentes

A fines del 2004, conversé en Santiago con el presidente de Chile, Ricardo Lagos. Estadista de amplia cultura y gran perspectiva, Lagos me puso al tanto de los preparativos para la celebración del Bicentenario de la Independencia de Chile en el 2010. Ésta es una fecha que compromete no sólo a Chile sino, en rara coincidencia, a los otros países que en 1810 iniciaron sus revoluciones de Independencia: Venezuela, Ecuador, Argentina y México. Señalé en estas páginas, hace unas semanas, el retraso mexicano en esta materia. A sólo cinco años de distancia, nuestro país carece de una Comisión del Bicentenario. Pronto me enteré de que un terceto de senadores, Raymundo Gómez Flores, Tomás Vázquez Gil y Enrique Jackson, ya habían presentado una iniciativa a efecto de crear una Comisión Organizadora tanto del Bicentenario de la Independencia como del Centenario de la Revolución. Acudí hace días al llamado de los tres senadores para reunirme con sus pares en el Senado de la República y alentar una efemérides que nos concierne a todos, como ciudadanos y como nación. Por ello cité el llamado de Ricardo Lagos, que es un modelo de inclusión: El Bicentenario, dijo el presidente chileno, "es una tarea nacional, que incumbe al Estado, al sector privado y a las múltiples comunidades en las que se desarrolla nuestra vida. Esta tarea sólo podrá realizarse con la participación activa de la ciudadanía: de trabajadores y empresarios, profesionales y técnicos, civiles y militares, intelectuales y artistas, profesores y estudiantes, conservadores e innovadores, creyentes y agnósticos, habitantes de las ciudades y del campo, de todas nuestras etnias y religiones, incluyendo la región internacional de Chile". El gobierno de Lagos ha creado una organización dual, presidida por el Presidente de la República. El Directorio Ejecutivo de Obras del Bicentenario aprovecha la efeméride para asociarla a un vasto programa de obra material e infraestructura. Si antes (México en 1910) el Centenario se celebró con monumentos como el Ángel de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez, lo que Chile propone para el Bicentenario es un programa de obra material, infraestructura para el desarrollo, protección del medio ambiente y renovación de las ciudades. La Comisión del Bicentenario, por su parte, aconseja al Presidente el plan de actividades, políticas y programas para la Celebración. Muchos de estos proyectos, mínimos y originales, ya están en marcha. Encuentros en Universidades. Convocación de estudiantes. El programa "escuela solidaria" que pone en manos de maestros y estudiantes de secundaria proyectos para la educación media. La creación del premio bicentenario anual, que ya ha sido recibido por poetas como Nicanor Parra y estadistas como Gabriel Valdés. La creación de "bodegones culturales" a fin de rescatar el patrimonio local, identificar y proteger las artes y oficios. Hacer presente el Bicentenario en la red, mediante galerías de imágenes, galerías de iniciativas y --bella idea-- galería de sueños, es decir de deseos de los ciudadanos. Si señalo estas particularidades del programa chileno, no olvido sus referencias mayores, porque nos conciernen a todos los hispanoamericanos. Se trata de aportar ideas para una discusión abierta y plural sobre la nación que queremos. Se trata de animar la participación ciudadana en proyectos de desarrollo, crear redes de alianzas para el desarrollo, motivar iniciativas. Se trata de que el ciudadano se sienta parte de la sociedad y de la nación. Se trata de aprovechar la solidaridad latente en nuestros países. Se trata de crear un horizonte de posibilidades. Se trata de reflexionar juntos sobre nuestra trayectoria histórica. Se trata de anticipar el porvenir sin olvidar el pasado. Se trata de afirmar nuestra continuidad histórica dinamizando el presente. Se trata de aprovechar la ocasión para proponer un proyecto de nación incluyente y acordado. Doy las gracias al Senado de la República y a los senadores participantes en una reunión que, con fortuna, dará lugar a la Comisión Organizadora a fin de que, a paso acelerado, nos ponga en la primera fila, y no en el rezago actual, de una celebración que nos rebasa pero nos define. Pero México es águila bicéfala y al mismo tiempo que celebremos el Bicentenario de la Independencia, rememoraremos el Centenario de la Revolución. Creo que esto merece artículo aparte.
por Carlos Fuentes
Fuente:
www.clubdelprogreso.com

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