viernes, 26 de febrero de 2010

HISTORIA Y MEMORIA por Noemí M. Girbal-Blacha 3º y última parte

HACIA EL BICENTENARIO HISTORIA Y MEMORIA
3º Y ÚLTIMA PARTE 


Conferencia en el Círculo Médico de Quilmes, 1 de octubre de 2008.
Noemí M. Girbal-Blacha (CONICET-UNQ)

Desde el retorno a la democracia en 1983, la sociedad argentina ha sobrellevado -no sin culpa y como ocurre con cualquier tragedia- su duelo: por los que ya no están, por los que sobrevivieron con dolores y pérdidas de seres queridos, por la fractura social, por la pobreza material y de espíritu, más allá de la regularización del sistema político. Porque el ejercicio de las libertades republicanas y de la democracia, trasciende el simple hecho de votar, requiere del real ejercicio de la ciudadanía.
La Argentina que se dirige hacia el Bicentenario vuelve a requerir más que nunca un balance, que refiera a las causas que nos han llevado a una exclusión social, marginalidad y pobreza sin precedentes; a que el trabajo y la educación hayan dejado de ser mecanismos para el ascenso social; y al derrumbe de valores y principios éticos capaces de asegurar la convivencia y sostener los lazos de solidaridad social que las sucesivas crisis destruyeron, hasta afectar a las instituciones en tanto canales legítimos de expresión de las necesidades y proyectos de la sociedad y de sus diversos sectores.
Todo parece indicar, como expresara Hannah Arendt, que estamos en "un extraño período intermedio determinado por cosas que ya no son y por cosas que aun no han sido " y que "en la Historia, esos intervalos, más de una vez mostraron poder contener el momento de la verdad"? Por lo menos, de aquella verdad capaz de sustentar la reconstrucción de la memoria colectiva, que no ignore las marcas de nuestros pasados más traumáticos que inauguraran "una forma atroz de desigualdad" en la Argentina.

El pasado deja huellas. Como en otros países con pasados traumáticos, la sociedad argentina se está haciendo cargo no sólo de su duelo, sino de la construcción de las representaciones del pasado reciente. Lo hace paulatina pero inexorablemente, con constancia y esfuerzo, sabiendo que en tiempos de globalización "la cultura del enemigo no ha muerto " (Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Suprema). La sociedad debe aprestarse a bregar por la gobernabilidad con democracia, la libertad republicana, la justicia, la política deliberativa como auténtica forma de construir el poder, la ética, la inclusión social y la reconstrucción institucional, para poder expresarse. Debe hacerlo porque estas son las sendas visibles a transitar para un país que busca recuperar su memoria como medio para afianzar la articulación social, hoy en crisis.
No son pocos los que creen que "el enfoque histórico sea la condición necesaria" para la completa comprensión de los procesos de rango político que dan consistencia a las representaciones del pasado a través de la memoria colectiva." La memoria social no funciona de manera continua, hay ciclos de memoria. El Bicentenario es, sin dudas, un hecho simbólico muy importante para la Nación Argentina.
Hay una política de la memoria que es preciso sostener, con una dimensión identitaria y de continuidad, como parte de un aspecto central de toda política. Se trate de memorias estructuradas (que tienen una lógica y refuerzan su autoestima) o de una memoria pública y fluctuante, vinculada a una identidad nacional y a un espacio; pero en cualquier caso la memoria forma parte de un debate abierto, que debe asentarse en la reconstrucción del pasado, para impedir el olvido o una memoria mutilada. Los pasados trágicos que hemos tenido, no deben, pero tampoco pueden, permanecer ocultos en el largo plazo. El ejemplo de varios países europeos, resulta elocuente para proceder en consecuencia.
La memoria se distingue del recuerdo, porque mientras éste expresa lo vivido directamente, la primera se define como la presencia del pasado en el presente, por transmisión. Esa es la Memoria Social Viva, que requiere un receptor al cual transmitir y persigue legitimar la identidad colectiva. Estamos ante una discusión ética más que política. Los hechos del pasado adquieren un sentido: el que les atribuye la Memoria y por eso ser parte de una misma historia da sentido de pertenencia, sentido de identidad, como construcción histórica.
Hoy la Historia tiene una importante función que cumplir: en medio de la incertidumbre del mundo actual, debe construir certezas, así como los imaginarios colectivos relacionados con la memoria y la identidad; sabiendo que ésta es también una nueva manera de entender la política. Recuperar la memoria -que no reconoce causas únicas y se despierta ante condiciones favorables- es dar presencia a las ausencias, ir en busca de lo invisible y, esencialmente, es dar a conocer el pasado por más traumático y complejo que éste resulte, para que pueda ser reconocido y asumido como tal en el espacio público. La indiferencia social y el camino de la intolerancia escudada en el "por algo será ", ha tenido un alto costo para toda la Nación Argentina y sus rasgos de identidad.
Dice Antoine de Saint Exupéry en El Principito, "¿Dónde están los hombres? -le preguntó cortésmente el principito a la flor". Ella haciendo memoria contestaba: "los he visto hace años. Pero no se sabe nunca dónde encontrarlos. El viento los lleva. No tienen raíces. Les molesta mucho no tenerlas". Parafraseando este texto podría pensarse en un Bicentenario que nos diera la oportunidad de reconciliar a los argentinos con sus raíces, para hacer de la Nación una identidad inclusiva, que no ignore su historia y comparta un destino común basado en los principios que nos unen y sometiendo a debate aquellos que nos separan. Como en el Centenario, durante el 2010-2016, la Nación Argentina se merece un balance de logros y carencias, para construir políticas públicas de largo plazo. La posibilidad existe, falta la decisión de los hombres, de los ciudadanos, para ejercer sus derechos, como señala la Ley Fundamental de la Nación.
A las puertas del Bicentenario, la memoria colectiva de los argentinos debe ser fortalecida, recreada. Son los espacios plurales y abiertos como éste que hoy nos convoca y más allá del acontecimiento, los que resultan importantes y necesarios a la hora de pensar en una sociedad del conocimiento con equidad y orientada al bienestar de la población. Es preciso trascender el Bicentenario apelando a la creatividad, basada en la información certera, la convivencia con pluralismo, la formulación de políticas públicas que atiendan al bienestar social y a una equitativa distribución del ingreso traducida en una real igualdad de oportunidades, para reconocer que un país rico y extenso, con recursos naturales propios, con capacidad de trabajo y producción, puede y debe convertirse en una Nación habitable para todos.
Es responsabilidad del Estado, pero fundamentalmente de todos los habitantes de la Argentina, consolidar el esfuerzo capaz de derrotar la fragmentación social. Es preciso asegurar la ecuación del bienestar social y las políticas públicas, a través de la educación, la medicina, la calidad de vida, la vivienda, la alimentación, la previsión social, el uso de los espacios públicos y privados, para lograr un retroceso real de la pobreza y de la marginalidad. Una sociedad de inclusión es la tarea del porvenir.
A modo de corolario quisiera reproducir la Zoncera número 40 del Manual de Arturo Jauretche, porque merece ser replanteada cuarenta años después de su primera edición, como parte de nuestras reflexiones en torno a las responsabilidades a que nos compromete como argentinos, el Bicentenario:
"Aquí se aprende a defender la Patria, es la divisa del Tiro Federal.
En el stand aprendemos cómo se la defiende: de pie, con y sin apoyo; rodilla en tierra, con y sin apoyo; o cuerpo a tierra. El enemigo está allá enfrente, bien identificado por el blanco. Pronto sabemos también que no es lo mismo tirar sobre blanco inmóvil que sobre un blanco que se mueve y contesta.
Pero en uno y otro caso se supone que el blanco está enfrente. Más aún, uno termina por creer que no hay otros blancos que los de enfrente de uno.
Y es aquí donde empieza la zoncera. El verdadero enemigo nunca está enfrente. Ese es un blanco prefabricado para que no tiremos sobre el enemigo que está al lado, arriba o detrás, y que además tiene cara de amigo, por lo menos según nos lo pintan quienes suponemos lo debían identificar para que le tirásemos, pero no como Guillermo Tell con su arco, a la manzana. A la cabeza.
Para defender la Patria es conveniente saber tirar, pero imprescindible saber quién es el enemigo, lo que empieza sabiendo qué es la Patria y ésta no es la tarea del Tiro Federal.
Esta es tarea de la escuela, del libro, de la prensa oral y escrita, en una palabra, de los medios tendientes a la formación del pensamiento de los argentinos. Mientras todo eso en lugar de identificar al enemigo se preocupe de camuflarlo, sólo aprenderemos en el Tiro Federal a tirar. Y lo de "Aquí se aprende a defender la Patria" seguirá siendo sólo una de las zonceras argentinas. De pie, con o sin apoyo, de rodilla, con o sin apoyo, y cuerpo a tierra.
 (pp.209-210)

MANUEL BELGRANO Y LA REVOLUCIÓN

EL PENSAMIENTO VIVO DE MANUEL BELGRANO

La Revolución.
Sucedía esto a mi regreso de la banda septentrional, y tuvimos este medio de reunimos Los amigos sin temor, habiéndole hecho entender a Cisneros que si teníamos alguna junta en mi casa, sería para tratar de los asuntos con­cernientes al periódico. Nos dispensó toda protección e hice el prospec­to del Diario de Comercio que se publicaba en 1810, antes de nuestra revolución; en él salieron mis papeles, que no era otra cosa más que una acusación contra el gobierno español; pero todo pasaba, y así creíamos ir abriendo los ojos a nuestros paisanos. Tanto fue, que salió uno de mis papeles, titulado "Origen de la grandeza y decadencia de los imperios", en vísperas de nuestra revolución, que contentó a los de nuestro partido como a Cisneros, y cada uno aplicaba el ascua a su sardina.
Estas era mis ocupaciones cuando, habiendo salido pro algunos días al campo, en el mes de mayo, me mandaron llamar mis amigos a Buenos Aires, diciéndome que era llegado el caso de trabajar por la patria para adquirir la libertad e independencia deseada: había llegado la noticia de la entrada de los franceses en Andalucía y la disolución de la Junta Central.
(...) Se vencieron al fin todas las dificultades y aunque no siguió la cosa por el rumbo que me había propuesto, apareció una junta, de la que yo era vocal, sin saber cómo ni por dónde, en que no tuve poco sentimiento. Era preciso corresponder a la confianza del pueblo, y todo me contraje al desempeño de esta obligación, asegurando, como ase­guro, a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron, y ni una sola concedía a un objeto particular por más que me interesase: el bien público estaba a todos instantes a mi vista.
(De su Autobiografía, escrita en 1914. los fragmantos seleccionados corresponde a 1810 y se refieren a los momentos previos a la Revolución de Mayo y a la formación de la Primera Junta)

RECLAMO
Belgrano no puede hacer milagros, trabaja por el honor de su patria y por  y por el de las armas cuanto le es dable, y se pone en disposición de para no perderlo todo; pero tiene la desgracia de que siem­pre se le abandone, o que sean tales las circunstancias que no se le pueda atender. Dios quiera mirarnos con ojos de piedad, y proteger los nobles esfuerzos de mis compañeros de armas que están llenos del fuego sagrado del patriotismo y dispuestos a vencer o morir.
(Carta a Bernardino Rivadavia. Tucumán, 14 de setiembre de 1812)

HISTORIA Y MEMORIA por Noemí M. Girbal-Blacha 2º parte

HACIA EL BICENTENARIO HISTORIA Y MEMORIA
2º PARTE

Conferencia en el Círculo Médico de Quilmes, 1 de octubre de 2008.
Lic. Noemí M. Girbal-Blacha (CONICET-UNQ)

Como el reverso de una misma moneda, el Noroeste Argentino -con eje en Tucumán- se dedica desde entonces a modernizar la producción azucarera; mientras Cuyo en el Oeste -con epicentro en Mendoza- apuesta a la vitivinicultura. Ambas son expresiones económicas monoproductoras, que sin competir con el agro pampeano procuran sumarse al modelo agroexportador implementado. Para conseguirlo la presencia del inmigrante es fundamental, aunque su permanencia asociada a la tierra resulte precaria. Las crisis cíclicas - desatadas a fines del siglo XIX- 
se convierten en el común denominador de estas economías regionales, finalmente vinculadas a un acotado mercado interno.
Sólo en la región cuyana, en Mendoza especialmente, el inmigrante italiano, francés o español, logra una próspera inserción social y económica. La singularidad que permite este resultado es "el sistema de contratistas". La especificidad de la vitivinicultura hace "e/ milagro", porque la burguesía local necesita de la experiencia del extranjero a la hora de modernizar los cultivos viñateros y la producción de vinos. La capitalización del inmigrante marcha unida al ascenso social, que se plasma a través de alianzas matrimoniales y de la participación en sociedades anónimas vitivinícolas, conformadas por nativos que detentan el poder e inmigrantes que cuentan con la experiencia y el "dominio del conocimiento" en la materia. Una situación que difícilmente pueda reproducirse en la rica región pampeana.
En 1895 el extenso territorio argentino está despoblado. La población del país no alcanza entonces a 4 millones de habitantes. El inmigrante se entusiasma por llegar a este alejado país, para hacer realidad el sueño de ser propietario de la tierra que las leyes de colonización le prometen. Pero la realidad es muy distinta, La tierra pública ha pasado en alto porcentaje -ya a mediados del siglo XIX- a manos privadas y el derecho de expropiación es una quimera.
Alrededor de la mitad del territorio nacional, es decir, el Nordeste Argentino y la Patagonia en el extremo Sur, permanecen marginados de ese "progreso indefinido'" positivista. En el Gran Chaco Argentino, donde la marginalidad se da sin aislamiento, la posibilidad de sumarse al proyecto de país agrario exportador se manifiesta desde los últimos años del siglo XIX a través de la explotación del quebracho de sus bosques, conllevando a la depredación de este importante recurso natural para producir tanino, leña, postes y durmientes.
En la Patagonia, marginalidad y aislamiento se acompañan. La ocupación ovejera y las grandes estancias cuyos adinerados dueños son en su mayoría extranjeros, dan consistencia al paisaje y a la realidad regional, que vive mirando hacia Punta Arenas (Chile) hasta 1920.
Los efectos del modelo adoptado se expresan en un desequilibrio regional que para los tiempos del Centenario perfila una desigual ecuación entre territorio, riqueza, infraestructura y radicación poblacional, cuando la construcción social del espacio señala que -como precisara el irónico corresponsal y líder del partido radical francés George Clemenceau en su viaje por la América del Sur- en una cuarta parte del territorio nacional (la región litoral-centro) se concentran las tres cuartas partes de la riqueza y la población de la República Argentina.
También el publicista y periodista francés Jules Huret, cuando por entonces recorría desde Buenos Aires al Gran Chaco, destacaba: "en Argentina los cuerdos son los que conservan sus tierras y compran nuevas; los locos las que las venden ".  
Su pluma describe con precisión la cría de ganado, las grandes estancias de Pereyra Iraola y de Vicente Casares, las regiones agroindutriales y boscosas, la riqueza agrícola, el comercio de cereales. Como informa el mismo Huret -en tiempos del Centenario- "casi todas las grandes fortunas argentinas tienen, en efecto, su origen en el mayor valor de los terrenos que continúa hace cuarenta años, a pesar de las inevitables crisis de esta progresión.'" Una situación favorecida por "la concurrencia de capitales ingleses y de la emigración europea"", concluye.
En esta tierra despoblada, sin hombres, adonde arriban los hombres sin tierra procedentes del otro lado del Atlántico, en busca de radicación y esperanzas, la decisión de ulos que mandan", como definiera José Luís de Imaz a la élite dirigente, va transformando el Estado, que se hace interventor en los años 30; dirigista, planificador, nacionalista y benefactor entre mediados de los 40 y mediados del decenio siguiente, para dar paso al Estado desarrollista en los albores de los '60, Burocrático Autoritario desde 1966 y desde 1983 apuesta a la democracia ampliada.
Hace más de 30 años, la Argentina sufría los efectos de su última ruptura del orden institucional que se había iniciado en 1930, sucedido con la llamada "Revolución Libertadora" y desembocado en los sucesos de la "Revolución Argentina''como producto de lo que Juan Carlos Portantiero llamara "el empate argentino". El llamado Proceso de Reorganización Nacional inaugurado en 1976, que renunciaba a usar el término "revolución" para identificar el hecho que las propias Fuerzas Armadas -con el consenso de buena parte de la sociedad civil-promovían, marcaba la diferencia con la "Revolución Argentina" ocurrida una década antes al amparo de tres principios básicos: " Orden - Jerarquía -Moralidad". Envolvían en un discurso marcial y patriótico esos principios, a pesar de haber emergido del desgarramiento del arco homogeneizante de la Nación. El pacto político y social se destruía y la sociedad asistía como observadora a ese fenómeno que ganaba cuerpo ante sus ojos.
A mediados de los años '60 el golpe de Estado se distinguía de los anteriores, más allá de sustentar un sistema de exclusión política, no sólo por desconocer la Constitución Nacional y su división de poderes, tanto como los derechos y garantías de los ciudadanos, sino por respaldar su accionar en una Proclama y un Estatuto ideados por quienes lideraran la ruptura del sistema democrático. Instrumentos que tanto en 1966 como en 1976 sometían a su arbitrio la Ley Fundamental de la Nación, asignándose "la representación de todo el Pueblo de la República". Así se constituía la "legalidad vigente".[i] Una legalidad distante de la legitimidad, que claramente negaba la representación de la Nación más allá del discurso, cada vez que intentaba despolitizar el tratamiento de las cuestiones sociales, sometiéndolas sólo a la racionalidad técnica.
El conocimiento, la educación, la cultura, y quienes tenían a su cargo producirlo y difundirlo se convirtieron -más aun que en 1966 con los efectos de la "noche de los bastones largos "- en pasibles de sospecha y eran objeto de especial vigilancia por parte de quienes se habían convertido en "los custodios de la vida de los argentinos". En verdad, desde setiembre de 1974, la universidad pública y las instituciones dedicadas a la ciencia y la tecnología, arrastraban los efectos de la intervención del poder político en sus dinámicas internas y habían tenido que aprender a hablar en clave. La Argentina estaba muy lejos del balance del Centenario, aunque se apelara a los hechos fundacionales de la Nación para legitimar este accionar.
La resolución 538 del 27 de octubre de 1977, conforme a los propósitos y objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional y entendiendo como necesaria "la erradicación de la subversión en todas sus formas " proponía, en sus considerandos, alcanzar "la vigencia de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad del ser argentino y la conformación de un sistema educativo acorde con las necesidades del país, que sirva efectivamente a los objetivos de la Nación y consolide los valores y aspiraciones culturales de ésta ". Le otorgaba al Ministerio de Cultura y Educación de la Nación la responsabilidad de transmitir en todos los niveles de la enseñanza, el folleto titulado: SUBVERSIÓN EN EL AMBITO EDUCATIVO (Conozcamos a nuestro enemigo). Juan José Catalán firmaba la resolución en su condición de Ministro de Cultura y Educación. Era sólo el inicio de otras duras proscripciones, anulación de libertades y quema de libros, que se sumaban para condicionar el sostenido eclipse político de los intelectuales.
Los argentinos, que debimos aprender -como diría el escritor Marcelo Damiani- "el oficio de sobrevivir", demoramos en hacer un balance y mucho más en producir un diagnóstico de la situación. Cuando lo hicimos, nos encontramos con una sociedad fracturada y con desiguales columnas en el debe y el haber del acontecimiento, su tiempo y sus circunstancias. Vale decir, sin democracia, sin libertades republicanas, sin justicia, sin respeto por la vida, sin libertad de expresión, sin legitimidad de poder y, al mismo tiempo, con exiliados dentro y fuera del país, con nuevos silencios, con desconfianza, con mayor dependencia, con violencia cotidiana, con la sospecha instalada en medio de la cotidianeidad. Era el costo de la ruptura de la hegemonía que gran parte de la sociedad argentina pagaba tardíamente, por el desencuentro ciudadano y las sucesivas desarticulaciones de las instituciones, que cada golpe de Estado imponía en medio de la anomia social inducida. La complicidad civil fue un hecho, existió, y no es bueno para la construcción de la memoria colectiva, negarla.



[i] Constitución de la Nación Argentina. Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional. Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 1978.

jueves, 25 de febrero de 2010

HISTORIA Y MEMORIA por Noemí M. Girbal-Blacha

HACIA EL BICENTENARIO HISTORIA Y MEMORIA
1º PARTE
Conferencia en el Círculo Médico de Quilmes, 1 de octubre de 2008.
Noemí M. Girbal-Blacha (CONICET-UNQ)

Existe una "función social del pasado" que se relaciona con el presente. Estudios recientes insisten en la idea de alentar "una política de la justa memoria ", es decir, destacan la necesidad de reflexionar en torno a la memoria, la epistemología de la historia a través de sus representaciones y el olvido, como expresión del desvanecimiento y la persistencia selectiva de huellas o indicios del pasado. Podría decirse que existe demasiada memoria de algunos hechos y frecuente olvido de otros. Una situación que sustenta el legítimo reclamo de las ciencias sociales para ampliar esas interpretaciones, sin confundir como sostiene el filósofo y académico francés Pierre Nora, Memoria e Historia, pero sin olvidar que la historia ayuda a construir "los lugares de memoria ".
El olvido y la memoria en sus distintas expresiones se vinculan a la temporalización, formando en conjunto una apretada trama de condiciones subyacentes -pero esenciales- del conocimiento histórico. Hay quienes se preguntan, no sin razón, si el olvido no encierra una concepción de la "memoria manipulada". Pero más allá de estas consideraciones, es posible advertir que, la fenomenología de la memoria y la historia, forman parte de una problemática común: la representación del pasado.
Los historiadores se esfuerzan, nos esforzamos, en medio de "las conmociones contemporáneas de la memoria", por establecer nuevas relaciones entre pasado y presente, porque la historia siempre se escribe desde el presente.
"Las tragedias del siglo XX contribuyeron, en gran medida, a democratizar la historia, es decir, a hacerla vivir", sostiene Pierre Nora. No sólo el historiador, sino el testigo, se han convertido desde hace unas 2 décadas, en hacedores, en parte activa, del pasado desde distintos ángulos de observación; y así se ha transitado "de la defensa del derecho a la memoria a la defensa del derecho a la historia ".
Primo Levi en su dramática obra Los hundidos y los salvados afirmaba que "los sobrevivientes no son los verdaderos testigos" de los pasados traumáticos, son "los hundidos ", es decir los que no pueden dar testimonio porque ya no están, quienes podrían dar cuenta real de los hechos; pero el mismo Levi reconoce que también hay quienes practican un silencio terapéutico y por eso las memorias suelen ser múltiples y conflictivas.
Creo -sin embargo- que siempre existe la posibilidad de escribir "otra historia ", en un contexto de democracia; de lo contrario se somete a una muerte segura a la investigación histórica; se cristaliza la historia nacional y se anula la interpretación. La tarea del historiador es ayudar a la sociedad a reflexionar sobre si misma, más allá de que sus conclusiones resulten "políticamente correctas.”
La "verdad histórica" -en el sentido más estricto y tradicional- ha dado paso a un cúmulo de verdades históricas no necesariamente acumulativas. En cierto sentido la memoria sectorial o particular, que conmueve en sus bases -o cuando menos pone en discusión- la identidad nacional, tal como la conocimos, suele ser el resultado de los hechos pasados; de lo que nos ha tocado vivir hasta llegar hoy a las puertas del Bicentenario.
El sujeto como portador de una historia oficial a transmitir suele entrar en crisis y con esa crisis la memoria oficial también es difícil de transmitir. Es la conciencia la que se desgarra como producto del recorte de libertades, la anulación de la justicia y la omisión del derecho. La impunidad es la que rompe los lazos memoria es construcción social y también construcción histórica, de monumentos, las conmemoraciones, los emblemas, los símbolos, promueven una imagen del pasado que se intenta forjar.
El análisis histórico más allá de las fronteras nacionales, permite advertir diferencias sustantivas cuando se trata de estudiar la conformación de la Nación. Es lo que ocurre si se compara a la Argentina con los casos de Chile y Brasil, por ejemplo.
Chile nacida como Capitanía General en los tiempos de la dominación española, cuenta con un territorio de base minera y construye su independencia luchando para ampliar su estrecho territorio. El Río de la Plata, pobre en oro y plata, cuenta con el puerto como parte del imaginario para construir la Nación Argentina y lo hace mirando hacia Europa, apostando a un modelo agroexportador. Brasil, en cambio, inicia desde el Tratado de Tordesillas y sin tener posesiones en América, una productiva disputa al amparo de la pugna de intereses luso hispanos.
La diplomacia brasileña hereda la habilidad negociadora de los portugueses, en tanto la diplomacia argentina pierde amplias porciones de su territorio como lo había hecho antes España. Entre los cancilleres de Brasil y la Argentina, el Barón de Río Branco y Estanislao Zeballos, respectivamente, las diferencias son - desde este punto de vista - abismales.
Por otra parte -en el caso del Brasil- la esclavitud, el problema del dominio de la tierra y una burguesía adinerada de alta concentración pero industriosa, virará su mirada hacia los Estados Unidos, como en el caso chileno. La Argentina -en cambio- reforzará una y otra vez "el país rural", y con él, su pacto económico financiero con Gran Bretaña, hasta muy avanzado el siglo XX.
La Argentina se ha caracterizado por su escasa población, su variado paisaje, su clima benigno y por haber concentrado su población en la ruta conducente a los metales preciosos, hacia el Alto Perú, hasta los albores del siglo XIX. En tanto, desde la segunda década de esa centuria, es el puerto de Buenos Aires el que asume ese papel protagónico. Las guerras por la independencia que forjaron el camino hacia la conformación de la Nación, se planteó de espaldas al pasado indígena y mirando al otro lado del Atlántico.
La idea fuerza de la historia argentina en el siglo XIX fue sin lugar a dudas la construcción de la Nación, plasmada plenamente con el corolario de la conformación del Estado Nacional en 1880, cuando la generación dirigente del "positivismo en acción", como la calificara Alejandro Korn, se componía de "liberales en lo económico-conservadores en lo político". El Estado oligárquico daba impulso al "modelo agroexportador" de una Argentina que construía su identidad a través del puerto de Buenos Aires proyectado hacia Europa.
Los viajeros, como el naturalista y antropólogo francés Alcides D'Orbigny, así lo habían descripto muy tempranamente. En tal sentido marchaban también las ideas de algunos fundadores de la Nación dispuestos a forjar y hacer respetar la Constitución Nacional, como ocurriera con Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. Para ambos "gobernar es poblar", aunque Sarmiento dijera que "el mal que aqueja a la Argentina es la extensión.”
En un país de casi 3 millones de kilómetros cuadrados, como el nuestro, la tierra se convierte en una expresión de poder económico y su concentración en manos de la llamada burguesía terrateniente adquiere significado político y es expresión de prestigio social. La inmigración masiva, construye la fisonomía social de la urbanización creciente y, a su vez, brinda la mano de obra abundante y barata que deja atrás la Argentina pecuaria, la "gran aldea ", para dar paso a la Argentina agropecuaria. La consolidación del poder político a través de partidos tradicionales nucleados en torno a caudillos de élite -como "los notables " Julio A. Roca, Carlos Pellegrini o Bartolomé Mitre- da consistencia a la Argentina Moderna, cuando la élite gobernante le disputa a la Iglesia el espacio que ésta detentara en materia de educación y familia. Es la Argentina positivista, la que requiere del capital externo y posiciona su economía en relación con el comercio exterior de productos agrarios, en ambos casos especialmente orientados hacia Inglaterra y Francia.
La especialización agraria es el signo distintivo de la Argentina, que concentra "el progreso " en una cuarta parte de su territorio; es decir, con un 75 % de la riqueza, la población y la infraestructura, ubicados en la rica región pampeana identificada con el movimiento portuario, el ganado mestizado, la modernización de la típica estancia pampeana, el frigorífico, los sectores criadores e invernadores de vacunos, los alfalfares y los cultivos de cereales y lino.

(FIN DE LA PRIMERA ENTREGA)

NATALICIO DEL LIBERTADOR


EL PENSAMIENTO VIVO DEL GRAL SAN MARTIN 





San Lorenzo: los inicios
Parte de batalla de San Lorenzo
Combate de San Lorenzo (Defensa del Litoral)
"Excelentísimo Señor:
Tengo el honor de decir a V.E. que en el día tres de febrero los Granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo a las Armas de la Patria. Los enemigos en número de 250 hom­bres desembarcaron a las cinco y media de la mañana en el Puerto de San Lorenzo y se dirigieron sin oposición al Colegio de San Carlos. Conforme al plan que tenía meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataqué por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo, con que los Granaderos cargaron sobre ellos sable en mano; al punto se replegaron en fuga a las bajadas, dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos 12 heridos, sin incluir los que se desplomaron y llevaron consigo que por los regueros de sangre que se ven en las barracas, considero mayor número.
Dos caño9nes, 40 fusiles, 4 bayonetas y una bandera que pongo en mano de V.E. y la arrancó, con la vida, el abanderado el valiente oficial Dn. Hipólito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos y los demás heridos, de este número son el capitán Don Justo Bermúdez y el teniente Dn Manuel Díaz Vélez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca, cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la Patria y atenciones de V.E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Dn. Julián Navarro que se presentó con valor animando con su voz y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla igualmente han contraído los oficiales voluntarios Dn. Vicente Mármol y Dn. Julián Corbeta, que a la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros.
Seguramente, el valor e intrepidez de mis Granaderos hubiera ter­minado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná si la proximidad de las bajadas, que ellos no desamparan no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosti­car sin temor, que este escarmiento será un principio para que los ene­migos no vuelvan a inquietar estos pacíficos moradores. Dios guarde a V.E. Mis saludos. San Lorenzo, febrero 3 de 1813. José de San Martín.

Nota:
El buque comandante de la escuadra enemiga me ha remiti­do un oficial parlamentario solicitando se vendiese alguna carne fres­ca para sustentar a sus heridos y en consecuencia he dispuesto que se le facilite media res exigiéndole ante su palabra de honor de que no será empleada sino con este objeto.
Otra:
Siguen trayendo más muertos del campo y de las barrancas como igualmente fusiles.
Otra:
He propuesto al oficial parlamentario si el comandante de la escuadra quiere canjear el único prisionero Don Manuel Díaz Vélez."
(Parte dirigido al Segundo Triunvirato, reconocido por la Asamblea del año XIII como Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.)

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Excelentísimo Señor”
Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar a las familias de los individuos del regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus resultas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de su nacimiento y estado. No puedo prescindir de reco­mendar particularmente a V.E. a la viuda del capitán Don Juan Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pechos, como también a la familia del granadero Juan Bautista Cabral natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo con dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de "Viva la Patria, muero contento por haber batido a los ene­migos"; efectivamente a las pocas horas feneció repitiendo las mismas palabras. Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. Buenos Aires, 27 de febrero de 1813. José de San Martín, Excmo. Supremo Poder Executivo."

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"Yo no he encontrado más que los tristes fragmentos de un ejército derrotado. Un hospital sin medicinas, sin instrumentos, sin ropas, que presenta el espectáculo de hombres tirados en el suelo que no pueden ser atendidos del modo que reclama la humanidad y sus propios méri­tos. Unas tropas desnudas, con trajes de pordioseros. Una oficialidad que no tiene cómo presentarse en público. Mil clamores por sueldos devengados. Gastos urgentes en la maestranza, sin la cual no es posible habilitar nuestro armamento para contener los progresos del enemigo."
(Oficio al gobierno de Buenos Aires en 1814, después de hacerse cargo del Ejército del Norte tras la derrota de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma)

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El camino de la libertad

"¿Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia? ¿No le parece una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al gobierno de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta, más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo, y los ene­migos (con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declara­mos vasallos? Esté usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación. Por otra parte, el sistema ganaría el 50 por ciento con tal paso. ¡Animo!
Que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo: si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, a Fernandito".
(Carta a Godoy Cruz el 12 de mayo de 1816, instándolo a la rápida declaración de la independencia)

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"Se acerca el momento en que derretidas las nieves de la Cordillera que nos separa de Chile, se presenta el peligro de una invasión del lado del triunfo que me promete vuestro patriotismo. Preparaos a nuevos sacrificios para evitar el riesgo. Yo no he dispensado fatigas ni aun en las horas del descanso para acreditar mis desvelos en obsequio de vues­tra conservación. Toca a vosotros triunfar en la lucha y conquistar una paz permanente, en que la agricultura y el comercio tomen un vuelo capaz de reparar las pérdidas indispensables en la guerra. La patria y vosotros nada tienen que temer si la cooperación del pueblo es precedi­da de un esfuerzo grande de desprendimiento y de unión íntima, con­dición precisa de la empresa para salir con victoria. Yo me atreví a pre­decirla contando con vuestro auxilio, bajo la protección del cielo, que mira con horror la causa injusta de los opresores de América." 
 (Proclama al pueblo de Cuyo en la primavera de 1816, ante el peligro de una invasión realista)

lunes, 22 de febrero de 2010

LOLA MORA, EL PODER DEL MÁRMOL

Una de las obras que la municipalidad de Buenos Aires a principios del siglo XX realizó para embellecer la Capital del país, previos los festejos del “Centenario” fue la Fuente de las Nereidas. En el libro Lola Mora, el poder del mármol de la Lic. Patricia Corsani se develan los entretelones de ese grupo escultórico que hoy se halla en la costanera. 
Lo valioso de este trabajo es que no recurre a los chismes de alcoba sino que brinda una saga minuciosa de la ingrata travesía que tuvo que hacer Lola Mora para que la aceptaran y para que aceptaran su obra. Para ello el trabajo de Patricia Corsani, se documenta con las publicaciones de la época y con abundante correspondencia. Es una investigación concienzuda.

Dice Patricia Corsani en su libro:
“Lola Mora nació en 1867 y falleció en 1936. Fue bautizada en la parroquia de Trancas, provincia de Tucumán, en junio de 1867, a la edad de dos meses.1 De origen catalán, los Mora seguían los protocolos de la alta sociedad tucumana. Su padre, Romualdo Alejandro Mora, se desempeñaba como comerciante y hacendado, y tenía una serie de estancias en la zona tucumano-salteña y una casa en la ciudad de San Miguel de Tucumán; murió muy joven y dejó algunas deudas.2 Al poco tiempo, también su madre enfermó y falleció.”
[…]
Lola Mora representa mucho más que la Fuente de las Nereidas, aunque, sin dudas, es esa su obra más conocida y uno de los conjuntos escultóricos más atractivos de la ciudad de Buenos Aires. Se trata de un caso único, ciertamente, a tal punto que la escultura fue identificada con el nombre de su autora. Para la gente es la 'fuente de Lola Mora' como si el mármol se hubiese encarnado en la artista y unidos hubiesen pasado a ser un conjunto indisoluble.
[…] fue una estrella que brilló con su propia luz y, si bien es cierto que no tuvo seguidores, abrió un camino a las escultoras posteriores que hasta ese momento no habían tenido mayo­res oportunidades.
[…]
Este libro plantea ciertos interrogantes y, seguramente, al lector le surgirán algunos otros a partir de su lectura. Se han tratado diversos temas en torno a algunas de sus obras públicas que se convirtieron en nudos a desatar. Por un lado, está la importancia que le dio Lola Mora a la escultura pública. De hecho, la mayor parte de su producción estuvo consagrada a esta variante. La idea de obras accesibles para todos en el espacio urbano, visibles y en interrelación constante con la ciudad y sus habitantes, eran aspectos importantes a tener en cuenta y merecedores de su atención.
[…] atraída por la nobleza del mármol lo adoptó como material prima fundamental para sus trabajos. El poder del mármol fue sinónimo de libertad y se convirtió en su camino hacia la creación.

ALGUNOS APUNTES DE LA LECTURA:
* Es contradictorio que los medios de la época le adjudicaban un “ímpetu viril” una “energía viril”, como si no tuvieron las mujeres ímpetu y energía suficientes como para las grandes obras. Pero esa concepción de la época califica la magnitud de la obra de Lola Mora.
* Hubo otras escultoras argentinas que no trascendieron, seguramente que por ser mujer y quizá por faltarles el empecinamiento de la Mora, fueron Josefina Aguirre de Vasilicós, antecesora de Lola Mora que fundó la escuela Profesional para Mujeres, y otra fue Herminia Pallay.
* Carlos Pellegrini fue el que dio el discurso inaugural de la fuente de Las Nereidas.
* El más enconado opositor de esta extraordinaria artista fue Eduardo Schiaffino, que nunca llegó a entender la dimensión de su obra, quizá por preconceptos, por prejuicios de género y también por esa mezquindad y celos que manifiestas algunos artistas entre sí al margen del genio.
Llegó a boicotearle muchas propuestas y a enfrentarla directamente ante los que la consideraban bien.
Indagado sobre la obra a la que tan sólo había visto en fotografías, dijo; “¡Es, creo, mi amigo, todo un desatino. No hay concepto decorativo ni nada. Cuídense con la Mora y con todos los de afuera!”. 
Caras y Caretas, la popular revista, enteramente a favor de la artista llamó a Schiaffino y a otros opositores a la obra, “críticos dispépticos que todo lo hallan chocante o criticable en la inmensa Babel sudamericana. Lola Mora la inteligente compatriota, ha dado cima, con viril esfuerzo, a una obra digna de figurar en cualquier capital del mundo”.
De todos modos la oposición de Schiaffino, seguido por  Yrurtia entre otros, se hizo sentir con los demás trabajos escultóricos de Lola Mora, como el monumento a Aristóbulo del Valle que después de instalado fue destruido en parte y limitado a un busto; hoy ubicado en el edificio de la Municipalidad de La Plata. Las esculturas que realizó para la escalinata del Congreso de la Nación y otros bustos de próceres fueron destinadas a distintos puntos del interior del país.
* La escultura fue realizada en Roma donde Lola Mora tenía su taller. 
* El atraso en los pagos y la solapada crítica estuvo a punto que la fuente fuera a parar a la ciudad estadounidense de Filadelfia.
* A las 4 de la tarde del 21 de mayo de 1903 se inauguró la fuente en el Paseo de Julio. El público, a diferencia de los artistas, la recibió con una ovación, vítores a la artista y a partir de ese momento se la bautizó la fuente de Lola Mora, quedando con el tiempo olvidado su nombre oficial. La prensa se lamentó que no se la hubiera colocado en un punto de la ciudad más visible como se proyectó en un primer momento.
* La Iglesia Católica había levantado su voz contra la propuesta de emplazarla en la Plaza de Mayo frente a la Catedral. El desnudo resultaba inquietante y recordaba al paseante que la artista utilizaba modelos vivos, “cosa poco bien vista en el caso de una mujer”.
El padre Grotte, desde el púlpito, aconsejaba a los castos feligreses a no mirar dicha fuente porque era indecente e inmoral, so pena de pecado mortal.
* En el suplemento semanal ilustrado de La Nación (Nº I - Pág. 52 de 27/8/1903) la Compañía General de Construcciones presentaba una foto del atrayente grupo escultórico como un instrumento para publicitar la ventaja del cemento armado.
* Lola Mora fue propuesta en nuevo gabinete de ministros como a cargo del de Obras Públicas.
* Algunos artistas e intelectuales, como Leopoldo Lugones, no encontraron más defectos que criticarle que las sirenas no se atenían a la imaginería y a la iconografía tradicional, en lugar de una única cola (sin sexo), Lola Mora las había hecho con dos, “siendo perfectas mujeres hasta medio muslo de donde empiezan las escamas, terminando las piernas en dos curvas colas como las de los peces sirenios…” (“La Ilustración Artística” de Barcelona)
* La fuente tuvo un costo de $ 25.000 de los que Lola Mora cobró $ 279. El concejal Martín Biedma, ya instalada la obra, advertido de lo vergonzoso del pago y presionado por la opinión pública y los medios gráficos, propuso recompensar a la artista con la suma de diez mil pesos moneda nacional, como compensación por el trabajo artístico que le encomendó la Municipalidad de la Capital. Esto fue acompañado por el concejal Manuel Aguirre.
* La primera institución que agasajó merecidamente a la artista por el éxito obtenido y la grandiosidad de la Fuente de las Nereidas fue el Club del Progreso, organizado por su director, Mariano V. Escalada.  También las damas universitarias le ofrecieron un té en el Hotel Phoenix. 
 
Las colas de las sirenas y Lola Mora con sus pantalones, indumentaria que utilizaba para realizar su trabajo y que le valió muchas críticas de las señoras de la época.


Trabajando en Roma, con un modelo vivo.


Proyecto del monumento a Juan Baustista Alberdi


 Monumento al Dr. Facundo de Zubiría

 
  Placa inaugural de los Jardines de Lola Mora, La Candelaria, Salta, 17 de noviembre de 1992, día provincial del escultor y de las Artes Plásticas, en el Año Internacional de la Mujer
Patricia Corsani es licenciada y profesora en artes por la Universidad de Buenos Aires. Es investigadora sobre arte argentino de finales del siglo XIX y comienzos del XX en diversos programas UBACyT del Instituto de Teoría e Historia del Arte de la Fac. de Filosofía y Letras de la UBA. Se desempeña en el área de educación del Museo de Bellas Artes. En 2008 fue becada por el Programa para la Formación de Profesionales Iberoamericanos, organizado por el Ministerio de Cultura de España.

El libro fue publicado por Editorial Vestales, 2009.
Ver. www.portaldesalta.gov.ar