El Éxodo Jujeño: 23 de agosto de 1812
Prof. Nancy Hebe C. de Estévez
El 27 de febrero de 1812, el Gral. Manuel Belgrano y es designado Jefe Interino del Ejército del Perú, reemplazando a Juan Martín de Pueyrredón. El 1º de marzo recibe el mando de las fuerzas provenientes del Alto Perú, su misión era: recuperar el Alto Perú y las minas argentíferas. Belgrano, cuya salud en ese momento no era buena, debe viajar postrado (tenia vómitos de sangre y fiebre), desde Rosario, lo hace junto a dos asistentes, llegan a Tucumán el 19 de marzo desde donde viajan directamente a Yatasto, Salta. Se encuentran Pueyrredón y Belgrano el 26 y asume el mando del “ejército” llegado de Tupiza, formado por 1500 soldados harapientos, hambrientos, algunos enfermos y prácticamente desarmados (contaba con 580 fusiles y 215 bayonetas, 21 carabinas y 34 pistolas, un cañón y 34.000 cartuchos de fusil). Pueyrredón promete enviarle bayonetas “en la primera oportunidad”, la tropa era prácticamente la de la división de Eustaquio Díaz Vélez, a la que se podría sumar las valientes milicias montadas del Gral. Güemes, quien rescatado el tesoro de Potosí a través de Orán, cooperando con Pueyrredon. Recibe desde Bs. As., luego de quejarse imperativamente, la suma de $40.000 pesos fuertes (poco, muy poco). En esas penosas condiciones debían enfrentar a un ejército profesional, bien alimentado, bien armado, que lo superaba en número y que marchaba triunfante al mando del realista Goyeneche, quien pretendía invadir con aproximadamente 3000 hombres. Belgrano recibe órdenes precisas del Triunvirato desde Bs. As., que le indicaban replegarse sin combatir pero decide desobedecer.
El General no solo debe reordenar la tropa, desde Suipacha y hasta la derrota de Huaqui, el Alto Perú, fue gobernado por Castelli y Balcarce, los escándalos y el libertinaje de los porteños fue sumamente criticado por los altoperuanos, (y Goyeneche usa esta cuestión en su beneficio exagerándola), por lo que era necesario cambiar la imagen nefasta del ejército patrio, también.
Belgrano con su ejemplo y conducta, logra que el Norte crea nuevamente en la Revolución. La situación en Bs., As., se complica, por lo que no recibe ayuda alguna, es si que el 19 de mayo traslada su campo a Jujuy y organiza la ofensiva y el 25 de mayo, realiza la misma ceremonia que en Rosario, en el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, (desconociendo que Bs. As., había enviado su disgusto por ello a Rosario después de que él marchara hacia el Norte), el costo de aquella bandera fue de 62 pesos con 2 reales. Quien realiza la bendición es el canónigo Juan Ignacio Gorriti ante una multitud, en la plaza principal. Belgrano se dirigió a ellos así: “… Soldados, hijos dignos de la Patria…, el 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de la historia…, no olvidéis jamás que vuestra obra es de Dios, que El nos ha concedido esta bandera, que nos manda que la sostengamos y que no hay una sola cosa que no nos empeñe a mantenerla con el honor y el decoro que le corresponde. Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba de ello repetid: ¡Viva la Patria!”. Al día siguiente, de este maravilloso y patriótico Acto, Belgrano es designado Jefe del Ejército Auxiliar del Perú.
En julio el realista Gral. Pío Tristán, avanza desde el norte. Belgrano convoca pues a los jujeños de entre 16 y 35 años y forma un cuerpo de caballería los “Patriotas Decididos”, quienes juran decididamente morir antes de rendirse. Belgrano, recibe la orden de retirada, pero lejos de obedecer, arengó a los jujeños, llamándolos a ser libres, había llegado el momento de dar muestras de su valor. Acto seguido, ordenó que quemar todo lo que no pudiera cargarse (hasta los sembradíos) y arrear el ganado hacia el sur, destruir todo lo que le sirviera al invasor y que siguieran al ejército de la Patria, los valerosos jujeños siguieron al líder de la Revolución, dejaron sus casas, sus recuerdos, su vida…, todo quedo arrasado y marcharon tras el heroico general y sus hombres, lo hicieron a pie, en mula, en carretas, a caballo, como podían…, aquél valiente suceso se lo recuerda como el EXODO JUJEÑO. Comienza el camino hacia el sur, Díaz Vélez y sus jujeños cubrirán la retaguardia patriota. El 22 de agosto da la orden definitiva de abandono del lugar y el 23 el ejército y el pueblo finalmente se retiran. En cinco días cubren 250 km, en medio de un terrible frio invernal, llegan al río Pasaje el 29, Aquella devastadora imagen jujeña, la expresa Goyeneche así: “Hallándose a esta sazón con un brillante ejército, orgulloso por sus anteriores victorias, y muy superior en número y disciplina a las pocas y desalentadas tropas de Buenos Aires, que ocupaban las ciudades de Jujuy y Salta, de las que se habían retirado después de los ataques de Suipacha y Nazareno, con orden de su comandante Belgrano para que todos los habitantes evacuasen aquel territorio llevándose los archivos y aun los armamentos y muchos vasos sagrados de las iglesias, dispuso que el mayor general don Pío Tristán avanzase con tres mil quinientos hombres en persecución de aquellos prófugos”. Pero los esperaba la retaguardia, en Jujuy quienes luchan con fiereza. El 3 de septiembre la caravana llega al río de Las Piedras, de pronto los valientes, pero escasos “Decididos” son atacados, por lo que Belgrano despliega a sus hombres en la margen del río y abren fuego de artillería, finalmente, una partida de gauchos, al mando del capitán Esteban Figueroa, apresa al coronel español Huici, al Portaestandarte Negreiros y a un cura. A las cuatro de aquella fría y ventosa, tarde en que un grupo de valientes pone en retirada al invasor, la marcha forzada, continúa. A la medianoche están en Tucumán, donde espera el grueso del ejército y comienza la leyenda de aquellos bravos …
Belgrano, devolvió a aquellos gauchos parte de lo que ellos le habían dado: Declaró al pueblo Jujeño, depositario y guardián de la bandera y creó una escuela y dos escudos como testimonio de su infinito agradecimiento, aquellos valientes hombres sin duda en aquel famoso EXODO JUJEÑO, nos han legado el inconmensurable amor a la libertad, al honor y a la Patria…
El General no solo debe reordenar la tropa, desde Suipacha y hasta la derrota de Huaqui, el Alto Perú, fue gobernado por Castelli y Balcarce, los escándalos y el libertinaje de los porteños fue sumamente criticado por los altoperuanos, (y Goyeneche usa esta cuestión en su beneficio exagerándola), por lo que era necesario cambiar la imagen nefasta del ejército patrio, también.
Belgrano con su ejemplo y conducta, logra que el Norte crea nuevamente en la Revolución. La situación en Bs., As., se complica, por lo que no recibe ayuda alguna, es si que el 19 de mayo traslada su campo a Jujuy y organiza la ofensiva y el 25 de mayo, realiza la misma ceremonia que en Rosario, en el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, (desconociendo que Bs. As., había enviado su disgusto por ello a Rosario después de que él marchara hacia el Norte), el costo de aquella bandera fue de 62 pesos con 2 reales. Quien realiza la bendición es el canónigo Juan Ignacio Gorriti ante una multitud, en la plaza principal. Belgrano se dirigió a ellos así: “… Soldados, hijos dignos de la Patria…, el 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de la historia…, no olvidéis jamás que vuestra obra es de Dios, que El nos ha concedido esta bandera, que nos manda que la sostengamos y que no hay una sola cosa que no nos empeñe a mantenerla con el honor y el decoro que le corresponde. Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba de ello repetid: ¡Viva la Patria!”. Al día siguiente, de este maravilloso y patriótico Acto, Belgrano es designado Jefe del Ejército Auxiliar del Perú.
En julio el realista Gral. Pío Tristán, avanza desde el norte. Belgrano convoca pues a los jujeños de entre 16 y 35 años y forma un cuerpo de caballería los “Patriotas Decididos”, quienes juran decididamente morir antes de rendirse. Belgrano, recibe la orden de retirada, pero lejos de obedecer, arengó a los jujeños, llamándolos a ser libres, había llegado el momento de dar muestras de su valor. Acto seguido, ordenó que quemar todo lo que no pudiera cargarse (hasta los sembradíos) y arrear el ganado hacia el sur, destruir todo lo que le sirviera al invasor y que siguieran al ejército de la Patria, los valerosos jujeños siguieron al líder de la Revolución, dejaron sus casas, sus recuerdos, su vida…, todo quedo arrasado y marcharon tras el heroico general y sus hombres, lo hicieron a pie, en mula, en carretas, a caballo, como podían…, aquél valiente suceso se lo recuerda como el EXODO JUJEÑO. Comienza el camino hacia el sur, Díaz Vélez y sus jujeños cubrirán la retaguardia patriota. El 22 de agosto da la orden definitiva de abandono del lugar y el 23 el ejército y el pueblo finalmente se retiran. En cinco días cubren 250 km, en medio de un terrible frio invernal, llegan al río Pasaje el 29, Aquella devastadora imagen jujeña, la expresa Goyeneche así: “Hallándose a esta sazón con un brillante ejército, orgulloso por sus anteriores victorias, y muy superior en número y disciplina a las pocas y desalentadas tropas de Buenos Aires, que ocupaban las ciudades de Jujuy y Salta, de las que se habían retirado después de los ataques de Suipacha y Nazareno, con orden de su comandante Belgrano para que todos los habitantes evacuasen aquel territorio llevándose los archivos y aun los armamentos y muchos vasos sagrados de las iglesias, dispuso que el mayor general don Pío Tristán avanzase con tres mil quinientos hombres en persecución de aquellos prófugos”. Pero los esperaba la retaguardia, en Jujuy quienes luchan con fiereza. El 3 de septiembre la caravana llega al río de Las Piedras, de pronto los valientes, pero escasos “Decididos” son atacados, por lo que Belgrano despliega a sus hombres en la margen del río y abren fuego de artillería, finalmente, una partida de gauchos, al mando del capitán Esteban Figueroa, apresa al coronel español Huici, al Portaestandarte Negreiros y a un cura. A las cuatro de aquella fría y ventosa, tarde en que un grupo de valientes pone en retirada al invasor, la marcha forzada, continúa. A la medianoche están en Tucumán, donde espera el grueso del ejército y comienza la leyenda de aquellos bravos …
Belgrano, devolvió a aquellos gauchos parte de lo que ellos le habían dado: Declaró al pueblo Jujeño, depositario y guardián de la bandera y creó una escuela y dos escudos como testimonio de su infinito agradecimiento, aquellos valientes hombres sin duda en aquel famoso EXODO JUJEÑO, nos han legado el inconmensurable amor a la libertad, al honor y a la Patria…
Prof. Nancy Hebe C. de Estévez
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